El Castillo de la Monclova ha sido testigo de la Historia. Fue castillo romano, un castillo para defenderse contra los moriscos, y en el que se estrelló la última invasión musulmana de los Benimerines. Entonces fue bastión en las guerras entre don Pedro y don Enrique, y en la guerra entre los bandos de los Duques de Arcos, y los Medina Sidonia. y después Castillo-Palacio del Señorío de Fuentes.
Las Testeras barrocas destacan por sus columnas rizadas, con pilastras llenas de hojarascas, balcones historiados y en alguna de ellas, el clásico mirador, que no es un factor ornamental sino más bien una necesidad económica, el mirador siempre estaba en lo alto de la casa, para desde allá observar el campo y la cosecha para prevenir riesgos en temporada de bandoleros y forajidos.
En las casas señoriales había gran riqueza, las iglesias y conventos se llenaban de cuadros y también de imágenes con los mejores artistas del momento. La iglesia parroquial de Santa María la Blanca tenía gran devoción que llegó a Andalucía proveniente de Italia. Devoción milagrera, espectacular, que da en los templos una rica iconografía.
Este Castillo de la Monclova conserva la torre del homenaje coronada de almenas, un acceso palacial con doble cuerpo de arcos renacentistas, una almenada a la derecha y 3 torres almenadas, y en el interior los salones, los patios, y un aljibe donde se recogia el agua de la lluvia para guardarla posteriormente en caso de guerra.
Aunque esté en un Pueblo se asemeja a una urbe, con ricas casas que vemos aún el día de hoy, de bellas fachadas talladas en piedras.